Doktor Pseudonimus
Fue en las páginas de este diario y hace pocos días. Xosé Luís Barreiro, siempre lúcido y nunca genuflexo, comentaba la importancia de un evento. Galicia, nación fraca e pobo forte, ha sido la primera comunidad autónoma española capaz de controlar al bichovirus y salirse del período de alarma. Y a pesar de la importancia práctica y simbólica del suceso lo ha hecho muy sencillamente. Sin alaracas y sin insultar a nadie. Y sin “okupar” ni media hora las pantallas de la televisión. Tres modos cada día más frecuentes de celebrar incluso nimiedades en quienes dirigen la política nacional. Una prueba más de la discreción y de la sabiduría política de D. Alberto. Y, en este caso, también de su conselleiro encargado de la Sanidad.
Llegados a este punto algún lector podría preguntarme por qué en el título de esta brevería se cuela la expresión la cuarta pregunta. Pues la razón estriba en que todo parece indicar que pasada la pandemia será la economía la que necesite la respiración asistida. Que tendremos que afrontar la crisis estando como antes se decía “en la cuarta pregunta”. Y, antes de poner punto final, no resisto la tentación de ilustrar a los más jóvenes explicándoles de donde viene tan extraña expresión: estar a la cuarta pregunta. Entre las novatadas que sufrían los alumnos recién llegados a la universidad figuraba la de ser sometidos a un interrogatorio. En un latín macarrónico los veteranos hacían a los novatos cuatro preguntas. ¿Salutem habemus?, ¿ingenium habemus?, ¿amores habemus?, y ¿pecuniam habemus? Las tres primeras solían contestarse afirmativamente. Tener salud, ingenio o amores no planteaban problemas. Pero la cuarta pregunta se negaba con el objetivo de salvaguardar el escaso dinero del que solían disponer los interrogados.
Galicia mete ahora la proa en los mares aún no navegados de la crisis postpandemia. Y todo parece indicar que cambiará de estrategia, pero no de Timonel.
Antijudaísmo y dietética
La historia la contaba José María Castroviejo. En el siglo V Pedro Madruga Álvarez de Sotomayor entra a sangre y fuego en Ribadavia. Corta la oreja de un judío y se la da a comer a su halcón preferido. No se la come y el conde le dice. “nin as rapiñas os queren”.
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Descargar pdf, La Voz de Galicia «La noticia y la cuarta pregunta»
Gracias por las reflexiones que nos envía desde La Voz y de las que llevo muchos años disfrutando. Preocupado por estos meses de silencio, me alegro de que vuelva
a hacérnoslas llegar.
El recuerdo del admirado Castroviejo en el Vigo de los años cincuenta pasa por el cariño con que sus buenos amigos le apellidaban, «y Tinto Cicerón».