Doktor Pseudonimus
Lo dice Francis Bacon en sus célebres Essays. Hablar bien hace a la mente humana más ágil como escribir bien la hace más precisa. Dos habilidades que han ido desapareciendo de los planes de estudio ante el empuje de materias consideradas más prácticas y eficaces. Pero la imprecisión en el lenguaje puede causar algún problema. Y ahí les va un ejemplo. Un cura joven se hace cargo de una parroquia. Es un hombre moderno, abierto, ilusionado en resolver los problemas de sus fieles. Unas madres jóvenes le exponen las dificultades que tienen en la educación de sus hijos pequeños y en eso que los culturetas ahora llaman “conciliar”. De mutuo acuerdo deciden formar un grupo de trabajo al que titulan como “madres de la parroquia”. Para anunciar el evento el cura, pone un letrero en un lugar bien visible. Y en el letrero puede leerse: “quienes quieran ser madres pueden pasar por el despacho del cura, los días laborables, de ocho a nueva de la tarde”.
La hostilidad entre los amantes
Rainer María Rilke. Nadie supo verlo y decirlo mejor. Y nunca fue tan difícil traducir eso que dijo. Pido perdón por la presunta pedantería de reproducirles el texto original. Está en la Cuarta Elegía de Duino. “Feindschaft is uns das Nächste. Treten Liebende nicht immerfort an Ränder, eins im andern, die sich versprachen Weite, Jagd und Heimat”. Si buscan en el diccionario encontrarán que Weite significa anchura. Jagd es caza y Heimat patria. Pues ahí les va la traducción de Juan Rulfo, el autor de esa gran novela que es Pedro Páramo. “La hostilidad está más cercana a nosotros que todo. ¿acaso los amantes no tropiezan sin cesar, con sus límites, uno en otro?. Ellos que se prometían espacio, carrera y hogar” y José María Valverde prefiere decir: “anchura, galope y hogar”.
Ahora bajamos el tono y en vez de hostilidad hablamos de incomodo. Y habrá que preguntarse: ¿de donde proviene esa incomodidad? He de confesar que no lo sé muy bien. Pero pudiera depender de que en todo amor auténtico late siempre una idéntica pulsión. La que hace que dos seres deseen convertirse en solo uno. La de ser un ser-uno. Algo que Rilke no pudo conseguir ni teniendo como amante a Lou Andreas-Salomé. Y conviene advertir que lo que mata al amor no es esa incomodidad sino precisamente su contrario: la indiferencia.
Psicoanálisis
El psiquiatra lleva dos semanas tratando a una señora. Y llega un momento en el que le dice: mañana empezaremos a tratar los problemas del inconsciente. La señora se queda pensando unos instantes y contesta: no va a resultar fácil. No creo que mi marido acepte venir a consultarse.
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Descargar pdf, La Voz de Galicia «Breverías: imprecisión peligrosa»
Meu querido D. Manuel,querido Xefe, é ugusto contar cos seus Zaguans niste disparate en qie se converteu o día a día. Clidese moito e siga poñendo un pouco de humor na nosa vida. Biquiños